Como es de suponer, en buena lógica, el ingrediente principal de este plato, son unas buenas carpas frescas, que limpiaremos, escamaremos y lavaremos bien antes de meternos en faena, no sin antes agradecer la compañía, el entusiasmo y el buen hacer del pescador que nos acompañó ese día.
Uno de los factores que no ayuda al éxito de este pescado es el hecho de ser un pez de fondo. Como todos los ciprínidos, gusta de escavar en el lecho del embalse o río, por lo que su sabor puede tener trazas de lodo de la zona donde se ha pescado. Nada más fácil de solucionar con un buen lavado y las instrucciones que siguen, con las que conseguiremos evitar también el segundo y último aspecto negativo de tan noble adversario en la caña: sus espinas.
Para ello debemos eliminar la cola desde la última aleta dorsal y la cabeza al completo (sólo en éste plato) dejando como zona útil para comer solo la parte abierta del pez.
Lo depositamos en una fuente y le añadimos agua con abundante sal. Lo dejaremos así unas tres horas en el frigorífico antes de prepararlo y de este modo eliminaremos cualquier resto de sabor a lodo, además de salarlo perfectamente para su asado. La mayoría de las espinas las eliminaremos con esos dos cortes, si bien quedará alguna en la zona del lomo. En breve publicaré un post en el que prepararé las otras carpas de la foto de otra forma que dejará estas espinas perfectamente comestibles.
Tras el reposo, lavaremos el animal bajo el grifo sin demasiada profusión, y dispondremos una cama de cebolla en la fuente del horno previamente cubierta con papel de aluminio. Sobre ella, unas tiras de pimiento rojo y verde y ahí acostaremos a la carpa. Rociamos el conjunto con vino blanco, o vinagre, y añadiremos unas hierbas provenzales, un poco de laurel picado y un soplo de pimienta blanca. Rematamos el conjunto con un chorrito de aceite de oliva, y una loncha de cecina. Vaya, algo así:
Al horno deberemos mandarle que se mantenga a unos ciento ochenta grados, y desde luego me niego en rotundo a dar tiempos de asado o cocción, pues dependerá del grosor del animal e incluso de su variedad. Para los que ya conozcan "el bicho", baste decir que una carpa royal se hará en menos tiempo que una común. En cualquier caso, vigilar la puerta del horno, haciéndole una visita de vez en cuando al animal.
El resultado: un excelente plato de pescado, económico, sabroso y original para variar un poco de la dieta común. Buen provecho.
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